1 ago 2009

Pixar toca el cielo


Up (2009), de Pete Docter y Bob Peterson.

Palabras, palabras: ¿qué puedo decir de este hito cinematográfico? Quienes me conocen o llevan leyendo este Blog desde hace tiempo (Recuerdo que escribí algo sobre Wall-E en este mismo espacio), saben que para mí, el cine nacido de esta subsidiaria de la todopoderosa Disney, es el más logrado del panorama actual (Quizás compartiendo podio con el infatigable Clint Eastwood y con algunas producciones de HBO). Me enamoran tanto los largometrajes como sus maravillosos cortos.


En las películas de Pixar Studios, se recupera el placer de escuchar y ver una historia bien narrada y clásicamente estructurada (Algo tan cuestionado por la Nouvelle Vague y sucesores iodeológicos); los ingeniosos gags visuales del mejor slapstick, renacen en su máximo esplendor, evocando, homenajeando y transgrediendo la genialidad de Harold Lloyd, Charles Chaplin, o Buster Keaton; la identificación entre espectador-personaje obtiene su contrapeso en la risa liberadora, en el humor desdramatizador, en el chiste fino, ocurrente y agudo que destruye cualquier posibilidad de solemnidad, sin neutralizar posibilidades reflexivas. Técnicamente, son mucho más que los amos: la calidad de la animación no sería la misma sin la inagotable creatividad plástica de estos intachables orfebres, artesanos y artistas.


Hay también, en en el cine de la productora, lugar para géneros como el terror: cómo olvidar a los ingenuos marcianitos de Toy Story, cegados por la fe absurda de que saliendo de su máquina expendedora encontrarán la anhelada felicidad; también el descubrimiento que hace Remy de ese Auschwitz ratonil, que es la tienda de trampas para animales, en la preciosa Ratatouille; o, por último, la subversión de los papeles de perseguidor y perseguido, asustador y asustado, en Monster S.A., donde el miedo ejercido por los monstruos soterra un ridículo pánico causado por los propios niños. Pixar lo tiene todo; es una fábrica de clásicos.


***

¿Cómo empezar a escribir sobre Up? ¿Rastreando sus posibles orígenes? Yo encuentro referencias claras al canto a la amistad de Capitanes intrépidos (Protagonizada por Spencer Tracy, sospechosamente parecido al personaje principal del filme de Docter y Peterson); a la narración esencialista, exenta de palabras, reducida al gesto mínimo y puro del cine de Charles Chaplin (El amor antiburgués de la pareja me hace recordar Tiempos modernos); al interés por la estética de la naturaleza y la militancia ecologista del gran Hayao Miyazaki; y, en fin, al cine de aventuras clásico de los años 30 y 40 (King Kong y El mundo perdido son influencias casi confesas) que se sitúa en el génesis de la película, y la vertebra desde el primer al último plano. Me acuerdo también de la reciente Gran Torino, pero la increible similitud parece casual.

Y es que Up es, entre otras cosas, un turmix sólido y selecto de lo mejor que ha dado el cine de género en las primeras décadas de Holywood. Esto no excluye la capacidad de innovación de sus creadores: rompen con el estereotipo clásico del aprendizaje como un camino unidireccional (De padre a hijo, de maestro a alumno, de mayor a menor) y lo transforman en una ruta de doble sentido donde el enriquecimiento es mutuo, incluso más grande para el anciano, cuyo espíritu aventurero se reaviva en el umbral de la muerte (elemento implícito y explícito en todo el filme) gracias al optimismo de su joven acompañante. Es reseñable, asimismo, la implicación directa de un anciano en la trama, figuras habitualmente excluidas en los filmes de aventuras, y aquí núcleo y protagonista (¿Os suena El castillo ambulante?).

Durante la primera mitad, el tándem de directores opta por cierto vanguardismo narrativo, que utiliza con sutileza la intertextualidad (Homenajenado y recreando en el propio filme otras películas anteriores), sirviéndose de los resortes del cine mudo y de su negación de la retórica para narrar situaciones: qué conmovedor resulta el tramo que cuenta, sin palabras, la vida de Carl y Ellie; qué bien juega e interactúa la película con los pequeños pero significativos detalles que definen la relación de la pareja.

La segunda parte es un clásico cuento de aventuras, búsquedas, pérdidas, descubrimientos exóticos y desencuentros, y, a la par que nos ofrece las secuencias de acción mejor rodadas vistas en mucho tiempo (Junto al Spielberg de El reino de la calavera de cristal), ahonda con sensibilidad pero sin sensiblería en las relaciones que surgen entre los personajes, más matizadas de lo que podrían aparentar en un primer momento (Incluso Ellie, presencia ausente, juega un papel importante y conforma lo que es el trío central de la película). Al final, nos queda un canto ciertamente melancólico pero vitalista, una oda optimista a "vivir la vida" (Como defiende cierta película de Frank Capra), a volar alto, por encima de obligaciones impuestas y convenciones sociales.

Es, en fin, una película inmersiva (Estupenda entrada del 3D en el cine de Pixar), capaz de conmover hasta la lágrima y a la vez provocar carcajadas, y que termina de fascinar gracias a una imaginería visual única. Es, digámoslo ya, una obra maestra absoluta, una dignificación del cine de animación que vuelve a confirmar que las grandes películas lo son al margen de cualquier etiqueta.

Por mi parte, Up es un clásico inmediato y una de las mejores películas que he visto en mi vida. Y lo digo sin sonrojarme.

12 comentarios:

El Miope Muñoz dijo...

Después de Fantasía (pero pasaron más cosas, como Pinocho, los cortos de Chuck Jones, Tezuka, Miyazaki), creo que era el cine de actores quien necesitaba 'dignificarse': el cine de animación liga al cine directamente con las tradiciones artísticas más primitivas y genuinas de hombre.

Es el OTRO el que necesita dignificarse.

Y sí, una obra maestra.

Fiodor M. Dostoievski dijo...

Desde esa óptica, tienes bastante razón.
Yo hablaba de cara al grueso del público, que aún concibe el cine de animación como estrictamente dirigido al público infantil, y raramente se admite que una película animada lograda pueda ser tan buena o mejor que una buena peli con actores de carne y hueso.
El 90% de personas adultas que asistieron a la sesión que fui, iban acompañados de sus hijos. Es sintomático de lo que digo.
Saludos.

Fiodor M. Dostoievski dijo...

Por cierto, también existe un nexo claro entre la interpretación de actores para el cine, y la primitiva recreación de ficciones humanas con un sentido de conjura ritual.
Saludos y gracias por tu comentario.

Noel dijo...

A mí, que soy muy de despedazar sin piedad, me da rabia encontrarme con una película que se niega a ofrecerte razones para criticarla. ¡Gah!

J. Rogelio Rodríguez dijo...

Me quedo con tu referencia, Dostoievski, y -dede luego. irá a verla. Eb particular, tu comentario "Yo encuentro referencias claras al canto a la amistad de Capitanes intrépidos (Protagonizada por Spencer Tracy, sospechosamente parecido al personaje principal del filme de Docter y Peterson" supone un acicate mayor, si cabe. Yo, en el trailer, tambien he encontrado un parecido del personaje (entiendo) principal) con Spencer Tracy (Ay mi pescadito no llores ya más,...¿o era "jamás"?)

Un abrazo.

(P.D.: Volví a ver Benjamin Button - Pura emoción)

Ibán dijo...

Yo creo que el parecido más acertado, es el que destacaban en la cahiers de este número, el de Up y Una Historia verdadero....

Fiodor M. Dostoievski dijo...

Me da rabia darle la razón a la Cahiers, pero es cierto que ambas películas tienen ese sabor épico del Antiguo Testamento.
Aunque me parece que es una película que bebe de multitud de fuentes, por lo que ni creo que haya una influencia única, ni que una determinada peli influya más que otra. Ahí está también Fitzcarraldo, como señaló Noel; o las novelas de aventuras de Conan Doyle y la propia adaptación cinematográfica que se hizo de El mundo perdido.

Rogelio, no te la pierdas; espero leer tu crítica de la peli pronto.

Un abrazo y gracias a todos por comentar.

El Pingüino dijo...

Pues a mí no me parece la mejor de Pixar ni mucho menos: ese honor lo sigue teniendo Monstruos S.A., y luego quizás Wall-E, aunque es cierto que las demás merecen un revisionado.

Por otro lado, pienso que los veinte minutos inicales de esta son de lo más maravilloso y emocionante que he visto nunca en una pantalla de cine, pero el cambio de rumbo que la peli toma una vez los protas llegan a la selva, con los perros parlantes, las persecuciones y el malo, le hacen perder mucho interés. No es que sea algo reprochable, pero yo esperaba que el filme siguiera la estela de Una historia verdadera, y sus creadores prefieren dar prioridad a lo infantil, teniendo como resultado un híbrido muy amorfo entre ambas cosas. De todos modos es una buena película, pero no creo que merezca todos los halagos que está recibiendo.

Fiodor M. Dostoievski dijo...

Si las aventuras te parecen infantiles, no sé... . A mí me parecen gozosas, divertidas, maravillosamente rodadas y con un humor brillante. ¿Híbrido amorfo? Hombre, tampoco es plan de pasarse... . Es una película muy claramente dividida en dos partes, pero muy coherentes entre sí, complementándose perfectamente la una a la otra.
Monster S.A., en cambio, sí me parecía que tenía más de un desliz infantilón, aunque me parece, en general, estupenda.
Saludos y gracias por comentar, señor Pingüino.

El Pingüino dijo...

No es que las aventuras estén mal, pero me suenen a deja vu, a ya visto muchas veces antes, y hubiera preferido que, por una vez, hubieran optado por otro camino, más dramático y arriesgado, teniendo en cuenta que se trata de una película de animación. Pero claro, entonces hubieran perdido al sector del público infantil, que tantos millones y millones les da. Ay, el dinero, el dinero... pero confío en que algún día la gente de Pixar se atreva a zambullirse de lleno en un cine más personal.

Saludos!! y a ver si tengo noticias tuyas y de tu estado de salud pronto, jeje

Fiodor M. Dostoievski dijo...

Si se hubieran tirado dos horas reiterando en la llantina, no sólo habrían perdido al público infantil, sino también a mí, te lo aseguro.
Por otro lado, la muerte, presente tanto en la ausencia de Ellie como en otros elementos (El viejo explorador que vive rodeado de animales esqueléticos, muy de Poe) no son elementos muy comunes en el cine "infantil" actual. De cualquier manera, las aventuras en este caso son lo suficientemente briosas e ingeniosas como para atraer a personas de cualquier edad sin resultar agresivas para la sensibilidad de nadie (¿quién dice que eso sea necesariamente MALO?), a la vez que ofrecen muchos matices para quien quiera indagar más. Los diálogos entre el crío y el viejo están cargados de sutileza, no me lo podrás negar. Hacer una peli tan poética y a la vez, universal, es una tarea muy difícil, que yo no me atrevería a menospreciar.
Un abrazo.

El Pingüino dijo...

Yo me esperaba que la película girara sobre la relación entre el viejo y el niño mientras viven aventuras en la casa voladora, sin necesidad de perros, pájaros y malvado antagonista, y no creo que eso hubiera resultado reiterar en la llantina. ¿Acaso Una historia verdadera se revuelca en la sensiblería? Pues aqui, si se hubiese hecho bien (como los primeros veinte minutos) tampoco hubiera sido así.

Y la parte de aventuras no me parece ofensiva: efectivamente está rodada con brío y fuerza, pero no dejo de considerarla un peaje que hay que pagar, incluso un estorbo (aunque sirve para completar el discurso que la película pretende transmitir, también eso es verdad)para el núcleo dramático, que sería la relación triangular Carl-Ellie-Russel. En fin, es mi visión y sé que no la compartes, así que dudo que lleguemos a un acuerdo. Venga, un fuerte abrazo de todas maneras!